Un robot funciona con un cerebro compuesto por neuronas de rata
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El androide reproduce algunas acciones humanas como esquivar una pared
Un robot que funciona con un pequeño cerebro compuesto por neuronas de rata y es capaz realizar acciones como evitar una pared, ha sido presentado en la Universidad de Reading (Inglaterra).
“El robot reproduce algunas acciones humanas y aprende a través de la repetición”, ha declarado el científico Kevin Warwick, responsable del equipo que ha creado el androide. “Ahora hay que enseñarle a hacer cosas”, ha bromeado el investigador.
Nació en 24 horas
El cerebro biológico del robot, bautizado como Gordon, se creó a partir de neuronas de rata que se colocaron en una solución y fueron separados. Posteriormente las ubicaron sobre una cama de 70 electrodos.
“Al cabo de 24 horas, las neuronas se unieron formando una red como en un cerebro normal. Y en una semana se produjeron los impulsos eléctricos espontáneos y lo que parecía ser una actividad de cerebro ordinaria”, ha explicado Warwick. “Posteriormente utilizamos esta reacción para conectar el cerebro al robot con electrodos”, ha agregado el científico.
Versión simplificada del cerebro humano
Cuando el robot –que se asemeja a Wall-E, el héroe de última película de los estudios Pixar–, choca contra una pared, el cerebro recibe un estímulo y esquiva el obstáculo. “Ahora, estudiamos cómo enseñarle a hacer más acciones, aumentando el voltaje sobre distintos electrodos “, dice Warwick.
Si el androide “está a un determinado lugar y que queremos hacerlo ir a la derecha, podemos enviar un estímulo eléctrico” para darle el orden, añade el científico. Y como en el caso de los seres humanos, si el cerebro de Gordon no se estimula regularmente, “se deja ir”, asegura Warwick.
En cambio, con “más estímulos, las conexiones se refuerzan y es más ágil”, indica el investigador. En efecto, el cerebro de Gordon es una versión “simplificada” del cerebro humano.
Tratamientos contra el alzhéimer y el párkinson
Esta investigación permite seguir las reacciones de las neuronas y, a largo plazo, podría facilitar el estudio de tratamientos para luchar contra enfermedades como el alzhéimer y el párkinson.