Kazuhito Yokoi es uno de los mayores expertos en robótica humanoide, capaz de predecir sin dudar que esta industria liderará la nueva revolución tecnológica, aunque aún nos queda mucho, advierte, para ver por las calles a los replicantes de Blade Runner. “El R2D2 de Star Wars está un poco más cerca”, dice.
El cargo de Yokoi no cabe en una tarjeta convencional: vicepresidente del Instituto de Investigación de Sistemas de Inteligencia del Instituto de Ciencia y Tecnología Industrial Avanzada de Japón, desde donde ha ayudado a promover la robótica como uno de los ejes esenciales de la economía de este gigante asiático.
Una pirámide demográfica envejecida (1,3 de tasa de nacimientos y con cada vez más ancianos) y una barrera cultural e idiomática que ha dificultado la llegada de inmigrantes -fenómeno que sí se ha dado en países de Europa o en EEUU- abocó a Japón hacia la robótica desde los años ochenta como vía para cubrir la brecha abierta entre la exigua mano de obra y una producción industrial creciente, explica a Efe.
Parco en palabras, capaz de contestar con un simple “sí” o un “quizás” a cuestiones a las que el periodista dedica varios minutos en formular, Yokoi, que hace unos días ofreció una charla en Casa Asia de Barcelona, adelanta que la robótica -tanto la de carácter humanoide, como la industrial- ocupará las próximas décadas el papel preponderante que el sector automovilístico tuvo en el siglo XX.
La relación de Japón con los mecanismos automáticos viene de lejos, como demuestran los tradicionales “karakuri” (muñecos mecanizados creados por artesanos) o con la traslación popular que tuvieron al manga los personajes basados en robots, como el famoso Astroboy: “Son para nosotros como un amigo, no hemos tenido nunca problemas para introducir los robots en casa”, afirma.
Tras la Segunda Guerra Mundial, el país asiático que no disponía de fuentes energéticas propias apostó por la alta tecnología, y tras una primera fase de importar y adaptar la maquinaria estadounidense, comenzó a desarrollar la propia.
En la actualidad, Japón acapara el 37% de los robots industriales en funcionamiento, mientras que el 33% corresponde a los países europeos y el 15% en Estados Unidos.
El objeto de la robótica actual, explica Yokoi, pasa por facilitar la vida de los humanos, eliminando las tareas más desagradables (como la limpieza) y peligrosas (las que se realizan en condiciones extremas), pero también permitir el mantenimiento de los servicios, especialmente los dirigidos a personas mayores.
“La gente joven ya no es suficiente y el gobierno japonés se ha esforzado en crear una nueva área, la robótica de servicio”, que, por ejemplo, se ocupará del mantenimiento de grandes superficies o de ciertas tareas logísticas.
Niega que la robótica vaya a suponer un peligro para el mercado laboral y elimine puestos de trabajo, sino que contribuirá a crear nueva industria con un efecto dominó en otros sectores tecnológicos.
Yokoi trabaja en estos momentos en un robot de apariencia humana, que tendrá como destino la industria del entretenimiento del ocio. Este modelo ya ha desfilado en una pasarela vestida de novia e incluso ha ofrecido el discurso inaugural de un congreso.
Explica que crear robots con aspecto humano los hace más accesibles desde el punto de vista emocional, ya que facilitan cierta comunicación. No obstante, aunque el aspecto exterior se puede replicar “la inteligencia está en un futuro muy lejano”, puntualiza.
Así, el mayor hándicap de esta carrera tecnológica es utilizar sistemas electrónicos para que los robots logren reconocer el mundo exterior, no sólo ver, sino también percibir u oler, todos los aspectos que tienen que ver con la percepción.
De la misma forma que las tecnologías de la información han dado un “salto brutal” en los últimos 15 años, Yokoi apunta que en poco tiempo habrá en el mercado un robot “que todo el mundo querrá”, aunque habrá que esperar, afirma, a ver “qué es lo que demanda la gente”.
fuente : www.adn.es